La inclusión educativa es considerada por la UNESCO como “el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación (…) con la convicción de que es la responsabilidad del sistema regular, educar a todos los niño/as. (Agenda de la convocatoria al Taller Regional sobre educación inclusiva Cono Sur y Región Andina (2007).


Se trata de promover la atención y satisfacción de las necesidades educativas especiales de niños y jóvenes, brindando a través de apoyos específicos, experiencias de aprendizaje enriquecedoras que apunten a desplegar el máximo potencial de cada alumno. Involucra cambios y modificaciones en contenidos, enfoques, estructuras y estrategias, y revisiones permanentes en las formas de acceso al aprendizaje.

La diversidad es una característica intrínseca de los alumnos y en ese sentido, constutiye en sí misma una experiencia enriquecedora para los actores del sistema educativo. La inclusión educativa tiene además como objetivo último favorecer la inclusión de las personas con discapacidad a la sociedad y sus sistemas. Cuando un niño o un joven son incluidos en el sistema educativo se favorece su participación en la cultura de su comunidad y se lo estimula a desplazarse con el mayor grado de autonomía posible.

 La inclusión implica un trabajo compartido entre la institución educativa, el equipo de apoyo y la familia, que tiene como fin garantizar el cumplimiento del derecho inalienable a la educación.